domingo, 28 de diciembre de 2014

El Feddan de Tetuán

Al llegar a Tetuán uno de los primeros sitios que hay que visitar es la actual plaza Hassan II, plaza España bajo el Protectorado español. Este espacio resulta uno de los principales espacios de antigua capital de la parte que correspondió a España en el reparto de Marruecos a comienzos del siglo XX.
El interés de este lugar viene de cómo a lo largo del devenir histórico han sido muchas sus funciones, siendo cada vez más importante en el conjunto de la ciudad. Así empezó como espacio exterior a la muralla de la Medina, donde se celebraba el mercado por la población de la Yebala que se acercaba a Tetuán. Con el Protectorado el Feddan ganó en  importancia, al encontrarse en él la residencia de los dos principales poderes del mismo, el Alto Comisario (autoridad designada por el gobierno español) y el Jalifa (autoridad en representación del sultán de Rabat). Por último en la actualidad ambas residencias se fundieron en una sola, el actual Palacio Real, lo que le da la centralidad política de la ciudad, además de seguir siendo un espacio de tránsito y ajetreo continuo.
El lugar al que nos estamos refiriendo surgirá delimitado a partir del siglo XVIII cuando los espacios más amplios de la Medina dedicados al comercio se empiezan a ver limitados. Así se crea un espacio libre al sur de la muralla de la ciudad, el Feddan (que también contaba también entre otras funciones la de matadero). A finales de este mismo siglo al sur de la misma plaza surge el elemento que la limitará, el nuevo Mellah (barrio judío), que se crea para absorber la población que llegó tras la construcción de la Jamaa el-Kebir (la Gran Mezquita), que se asentó en el antiguo Mellah de dentro de la Medina. Sin embargo no será hasta la llegada de las tropas españolas en el 1859 el momento en el que el Feddan es absorbido por la ciudad.
En el Feddan de Lukach (como se empezó a denominar) se instaló durante la dominación española con la guerra de 1860 un teatro que le dará nombre a la plaza (plaza del Teatro). Además se instalaron los servicios del Gobierno español durante el tiempo que estuvo bajo la dominación hispana. De esta manera las dos zagüías localizadas en el Feddan serán utilizadas una para los servicios de correos y telégrafos, y la otra como templo católico. La Aduana sirvió de residencia para el Gobernador Militar y en el Palacio del Sultán se instaló el Comandante en Jefe del Cuerpo de Ocupación.
Sin embargo una vez firmado el Tratado de Wad-Ras, los tetuanís usaron los materiales utilizados en las construcciones españolas para reconstruir las casas arrasadas durante la ocupación. Como testimonio de estos acontecimientos, once años más tarde se instaló en el Feddan el consulado general de España, la iglesia Católica y la hospedería de los Franciscanos.


Fotografía del Feddan a finales del siglo XIX

Sin embargo con el inicio del Protectorado español el Feddan se convirtió en el espacio que une la Medina con «el ensanche» que los españoles van a comenzar a construir para vivir en él. En febrero de 1913 el general Alfau instaló en la plaza la sede de la Alta Comisaría (donde antes estaba el consulado). La misión franciscana compartió edificio con la Alta Comisaría y permaneció en esa ubicación hasta la construcción de la iglesia de Nuestra Señora de las Victorias en 1926. Además el arco que aparece a la derecha de la plaza, Bab Ruah (puerta de los Vientos), daba entrada a la calle Tarrafin (o de los zapateros remendones) y a la medina morisca[1].
Los españoles dieron nueva configuración a la plaza del Feddan, dándole el nombre de plaza de España, renombrada hoy en día como plaza Hassán II. Las autoridades restauraron el edificio de la Alta Comisaria aislándolo del resto del conjunto de la plaza mediante una verja, ajardinando su entrada. Además en esta parte de la ciudad se produce la demolición de una parte de la muralla para dar continuidad a la Medina y «el ensanche».
La urbanización del Feddan fue llevada a cabo por las órdenes del arquitecto Gutiérrez Lescura, que la convertirá en una plaza morisca, por encargo del cónsul español Isidro de las Casigas. Esta reorganización ajardinó la plaza, incluyéndose palmeras entre la vegetación dispuesta. A la vez se dispuso el empedrado de la plaza a manera de la decoración de una alfombra. Por último en el centro se construyó un quiosco musical de inspiración arquitectónica andalusí.


Fotografía de la plaza España de Tetuán antes de la remodelación de 1988

Sin embargo, en el 1988 se llevó a cabo de nuevo una remodelación que cambió totalmente su fisonomía y la ha sustraído por motivos de seguridad de su uso por parte de la población. Se mantiene no obstante su carácter representativo y simbólico ya que da acceso al Palacio Real (cuya fachada actual se corresponde con la remodelación de la plaza). Este edifico surgió a partir del antiguo palacio del Jalifa construido en el siglo XVII y de la sede de la Alta Comisaria en el Protectorado. La dimensión política se combina actualmente todavía con comercios, bares y cafés, que aparecen rodeando la plaza enlosada que surgió de los últimos cambios, distando mucho de su anterior configuración[2].


Fotografía de la actual plaza Hassán II




[2] Lobillo Aranda, Dolores. «Tetuán la huella de la ciudad española en Marruecos». Guía para las excursiones del ix coloquio y jornadas de campo de geografía urbana. Grupo de Geografía Urbana (age) Sevilla, Cádiz, Ceuta, 9 - 14 junio 2008.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Palestina: Tierra de poetas, resistencia y sueños de libertad

           Palestina a lo largo de su historia contemporánea dio a luz a grandes poetas y literatos, que dejaron una huella imborrable en el legado intelectual y literario árabe en general, y el palestino en particular.

        Tras las muertes recientes de dos de los máximos representantes de la poesía de resistencia palestina: Mahmud Darwish (2008) y Samih al-Qasim (2014), podríamos imaginar que este género literario está en vías de extinción y está viviendo su propio otoño, en donde las diferentes hojas de su árbol caen una tras otra. Pero la realidad es distinta, hace pocos años en un programa televisivo emiratí: El príncipe de los poetas, se dio a conocer una nueva figura en el seno de la familia de la poesía de resistencia.

        Tamim al-Barghouti, es un palestino nacido en El Cairo en 1977, hijo de la escritora egipcia Radwa Ashour y del poeta palestino Murid al-Barghouti (véase el documental “Wahi al-Qalam” sobre esta inusual familia). Este peculiar poeta es licenciado en ciencias políticas en la Universidad de El Cairo, y doctorado en la misma rama por la Universidad de Boston en el 2004, y entre 2008 y 2011 ejerció como docente en la Universidad de Georgetown.

En la izquierda Radwa Ashour, en el centro Tamim y en la derecha Murid al-Barghouti

        La temática central visible y palpable en torno a la cual giran la mayoría de los poemas creados y recitados por los poetas palestinos, es Palestina. Esa patria perdida, anhelada, deseada y soñada; es el combustible de sus creaciones literarias y artísticas. Desde los primeros poemas de Ibrahim Tuqan (véase el poema “Mawtini”) hasta los poemas de Tamim al-Barghouti, encontramos un amplio espectro de poetas y poetisas, como planetas girando alrededor de su sol “Palestina”.

Fadwa Tuqan
        Fadwa Tuqan, es una excepción en el seno del mundo poético palestino, fue la única mujer palestina que destacó en ese mundo de hombres, la propia Fadwa definió su hazaña como « la historia del combate contra la tierra rocosa y dura: porque es la historia de la lucha contra la sed y la roca… el combate por la afirmación de uno mismo colma nuestros corazones y da a nuestra vida sentido y valor ». (Fragmento extraído de su obra autobiográfica: Viaje montañoso, viaje difícil). Uno de los poemas más célebres de Fadwa es:

Me basta con seguir en tu regazo
Me basta con morir encima de ella,
Con enterrarme en ella;
Bajo su tierra fértil disolverme, acabar,
Y brotar hecha yerba de su suelo;
Hecha flor, con la que juegue
La mano de algún niño crecido en mi país.
Me basta con seguir en el regazo de mi tierra:
Polvo, azahar y yerba.
(Trad. Pedro Martínez Montávez)


        Otro poeta destacado es Samih al-Qasim, recientemente fallecido (véase este artículo) fue uno de los máximos representantes de la poesía palestina de resistencia, con un estilo directo y apasionado; es el autor de una de las canciones más conocidas en el mundo árabe interpretada por el cantante libanés Marcel Khalife (véase el video de la canción “Montasiba al-Kamati Amshi”), tras su fallecimiento, Palestina pierde a uno de sus hijos más predilectos.


Mahmud Darwish
      


        Mahmud Darwish es sin duda alguna el más conocido de los poetas palestinos, sus obras han sido traducidas a diferentes idiomas y cuenta a sus espaldas numerosos poemarios. Es considerado como Al-Mutanabbi de la edad contemporánea, su estilo de recitación es único y sublime, a lo largo de sus poemas nos sumerge en un mundo de reflexión y contemplación sobre la historia, la vida y la muerte.
Uno de sus poemas más conocidos es:





Sobre esta tierra hay algo que merece vivir:
Sobre esta tierra está la señora de la tierra,
La madre de los comienzos, la madre de los finales.
Se llamaba Palestina. Se sigue llamando Palestina.
Señora: yo merezco, porque tú eres mi dama, yo merezco vivir.
 (Trad. María Luisa Prieto)
  
       El legado heredado de estos grandes de la poesía palestina fue transmitido a las nuevas generaciones, y Tamim al-Barghouti es uno de sus máximos representantes en la actualidad. Este joven poeta transmite una vivacidad en su recitación, con un estilo único, en donde es interesante destacar como usa de manera intermitente el árabe fusha y dialectal, tanto el egipcio (véase el video del poema “Alouli bethebe masr”) como el palestino (véase el video del poema “Taminou siti im ata”).


Tamim al-Barghouti - Fi al-Quds (En Jerusalén) 

       Palestina sigue engendrando a pesar del paso del tiempo poetas que radian sus sentimientos y emociones; como olivos nacidos de la tierra, crecen y transmiten un legado y un sueño eterno, y como dijo Mahmud Darwish en su poema, Serás olvidado como si no estuviste:

Serás olvidado como si no fuiste,  
Una noticia o una huella y serás olvidado,
Estoy en el camino…
Alguien camina siguiendo mis pasos,
Y habrá quien me adelantará hacia mi sueño,
Quien recitará poemas en alabanza de los jardines del exilio,
Frente a casa, libre de la adoración de ayer,
De mi paraíso terrenal,
Libre de mis apellidos y de mi lengua,
Juro que soy libre y estoy vivo cuando seré olvidado.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Muhammad, recuerdo tu nombre porque quedó escrito

En septiembre del año 2000, Muhammad al-Durrah, niño palestino de 12 años, fue asesinado en la franja de Gaza. Las imágenes fueron difundidas por la cadena France 2 . Los pros y contras de la validez de las imágenes han llegado hasta los juzgados franceses, que fallaron en el año 2006 a favor de la cadena y del periodista, Charles Enderlin, quien montó el vídeo y añadió la voz en off tras recibir las imágenes del camarógrafo gazatí Talal abu Rahma. Posteriormente el caso fue elevado a la Corte Suprema tras una apelación en 2008 que falló, esta vez, en contra de los mismos.

Las declaraciones oficiales y las investigaciones se han ido sucediendo y variando, y los medios han continuado recogiendo la cronología de los litigios abiertos, los informes y las palabras cruzadas entre los altos cargos políticos sionistas y la familia del menor: ¡No hay evidencia! ¡Es una campaña de deslegitimación! dirían unos, ¿Qué quieren decir? ¿Es que mi hijo sigue vivo? dicen otros.  

Allí donde yace podemos leer: “El niño mártir Mohamed Jamal al Durra, a quien mataron el 30 de septiembre de 2000, cuando tenía 12 años”. Muhammed fue considerado el primero niño caído a manos del Ejército israelí en la denominada Segunda Intifada o Intifada de Al-Aqsa. El joven, sin quererlo, perdura en los escritos periodísticos, en investigaciones y palabras de diplomáticos, juristas y altos cargos políticos. Un niño hecho a la fuerza mártir, como otros tantos sin nombre para nuestros medios. Sahar Khalifeh, tiempo hace ya, que escribía en su novela Cactus:

"`Tú eres un ángel, madre, y yo un gran león. Pero, cuando yo muera, ¿quién te ayudará? La muerte es un mal necesario. Y quizás la cárcel, la tortura y los perros azuzados. No importa. Es necesario. Es nuestra Causa. Algún día dirás que tu hijo murió mártir, y que era realmente un gran león´".
Sahar, ¿sería Muhammad un gran león con tan sólo 12 años?  El joven se convirtió en símbolo, y alimentó los versos de Mahmud Darwish quien le dedicó este poema:

Muhammad,
acurrucado en brazos de su padre, es un pájaro temeroso
del infierno del cielo: papá, protégeme,
que salgo volando, y mis alas son
demasiado pequeñas para el viento... y está oscuro.

Muhammad,
quiere volver a casa, no tiene
bicicleta, tampoco una camisa nueva.
Quiere irse a hacer los deberes
del cuaderno de conjugación y gramática: llévame
a casa, papá, que quiero preparar la lección
y cumplir años uno a uno...
en la playa, bajo la palmera...
Que no se aleje todo, que no se aleje...

Muhammad,
se enfrenta a un ejército, sin piedras ni
metralla, no escribe en el muro: "Mi libertad
no morirá" -aún no tiene libertad
que defender, ni un horizonte para la paloma
de Picasso. Nace eternamente el niño
con su nombre maldito.
¿Cuántas veces renacerá, criatura
sin país sin tiempo para ser niño?
¿Dónde soñará si se queda dormido...
si la tierra es llaga y templo?

Muhammad,
ve su muerte viniendo ineluctable, pero
se acuerda de una pantera que vio en la tele,
una gran pantera con una cría de gacela acorralada; mas al
oler de cerca la leche
no se abalanza,
como si la leche domara a la fiera de la estepa.
"Entonces -dice el chico- me voy a salvar".
Y se echa a llorar: "mi vida es un escondite
en la alacena de mi madre, me voy a salvar... yo daré fe".

Muhammad,
ángel pobre a escasa distancia del
fusil de un cazador de sangre fría. Uno
a uno la cámara acecha los movimientos del niño,
que se funde con su imagen:
su rostro, como la mañana, está claro,
claro su corazón como una manzana,
claros sus diez dedos como cirios,
claro el rocío en sus pantalones.
Su cazador debería habérselo pensado
dos veces: le voy a dejar hasta que sepa deletrear
esa Palestina suya sin equivocarse...
me lo guardo en prenda
y ya le mataré mañana, ¡cuando se revuelva!

Muhammad,
un Jesusito duerme y sueña en
el corazón de un icono
fabricado de cobre,
de madera de olivo,
y del espíritu de un pueblo renovado.

Muhammad,
hay más sangre de la que precisan los noticiarios
y a ellos les gusta: súbete ya
al séptimo cielo,
Muhammad.
¿Será verdad Darwish, que había más sangre de la que precisan los noticieros? ¿Será que les gusta? La poetisa y activista, Rafeef Ziadah, escribió "Nosotros enseñamos vida, Señor" durante el ataque del Estado de Israel a Gaza en el invierno de 2008-2009 cuando un periodista le preguntaba: "¿No crees que todo estaría bien si simplemente dejáis de enseñar a vuestros hijos a odiar?".  Ziadah respondía en verso:



La bombas caían y los periodistas recogían información mientras las familias buscaban cobijo, pero había tiempo e intención para esa pregunta mientras eres testigo de la muerte indiscriminada. Ryszard Kapuscinski sostenía "el verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible. Hablo, obviamente, del buen periodismo". ¿Qué intención habría en él? ¿Qué cambió querría provocar? ¿Hablamos, obviamente, del buen periodismo? El escritor y líder político palestino, Ghassan Kanafani escribía en  Hojas de At-Tira

"Las declaraciones de los periódicos no sirven, hijo. Ellos -quienes escriben en los periódicos- se sientan en asientos cómodos y amplias habitaciones con cuadros y estufas, y luego escriben de Palestina y de la guerra de Palestina sin haber oído un tiro en toda su vida, y si lo oyeran huirían a no sé dónde".
¡Pero Ghassan!, hay periodistas que sí están. Es más, hay escritores que como tú, Sahar, Ziadah, Darwish y otros, logran vencer lo efímero de un nombre, de un acontecimiento, de una historia, de una noticia.  

Literatura, realidad y memoria

La literatura palestina se convierte en un refugio de palabras del exiliado, del expulsado, del detenido, del político, del activista. Palabras a la patria, al martirio y la muerte, a los niños, a la naturaleza, a la vida, a la resistencia, al retorno. Rosa Meneses sostiene en su artículo "Generación `Nakba´": "realidad y literatura van de la mano en el triste destino que han sufrido los palestinos". La Ocupación y los ocupantes son parte de sus escritos, su avance, sus consecuencias, sus hábitos, sus métodos. También,  hay palabras para ese Occidente cómplice, e incluso, para la desdicha del Holocausto, o crítica a la sociedad palestina y a los propios políticos palestinos y árabes.


Una forma de memoria, como la presencia de Muhammad en la obra de Darwish, que convierte al niño en recuerdo que perdurará, más allá de una polémica judicial. La opinión pública internacional puede recordar al joven, o no.  Puede que recordemos las imágenes en las que aparece, incluyamos a nuestro vocabulario esas palabras como "intifada", pero tal vez, el nombre de Muhammad al-Durrah ni siquiera hubiese sido escrito, simplemente sería uno de los tantos otros niños que cada año son asesinados y que se suman a una página de Excel  expresada en números. 

Aquí quedan algunos de esos nombres, esta vez, algunos de los menores palestinos asesinados en el último ataque de las fuerzas militares sionistas sobre la franja de Gaza durante este verano recordados en las calles de Madrid.

 
"Les encerraron en una cárcel a cielo abierto, les robaron su infancia y luego los asesinaron. No los olvidaremos y descansen en paz". Limpieza étnica, olvido, expolio de la memoria, inhumanización del asesinato; grandes categorías de conceptos a estudio y al uso.  Palestina ha sufrido un continuo memoricidio contra su historia y su cultura. Las manifestaciones artísticas y culturales; la literatura, se convierte en una forma de mantener la memoria colectiva y batallar por la memoria histórica, cuan subjetiva pueda parecer la expresión individual del artista o escritor y en definitiva el imaginario colectivo palestino, cuando faltan, se esconden, se archivan  o se eliminan los fondos documentales, creando un artefacto propagandístico, educativo y mediático, institucionalizado para combatir la Historia y crear una nueva que satisfaga las pretensiones sionistas. Como sostiene el poeta palestino Ghassan Zaqtan en una entrevista realizada por Lauren Pyott:

"It’s important to understand that each Palestinian and every poet has their own sense of privacy, whether they’re in exile or inside Palestine, and that there are variations within this. There are multiple geographies of Palestine which each have their own reality. This may form a sense of collective memory, but you could also say that this enriches, rather than fractures, the individual imagination across multiple notions, visions, languages and experiences. I personally don’t see them as isolated regions. Rather than regarding it as a collective imagination, I see it as a collective experience that is both varied and rich. It enriches and deepens the Palestinian text. I see “place” as a varied and enriching experience and not a weak one".
Una vez se escribió: "¡Qué mi nombre no se borre en la historia!",  y esa frase perduró; y ese nombre, Julia Conesa, perduró por haberlo escrito.  Así sea Muhammad, que Darwish dio soporte a tu nombre para que no se olvide.