Omar Ibn Al Khattab: La necesidad de un refugio espiritual
Por Melissa J. Peláez
Blandón.
Noviembre 19 de 2014.
En 1997 el arquitecto iraní Alí
Namazi construyó lo que hoy en día es la Mezquita más grande de Colombia y una
de las más importantes de América Latina, llamada la Mezquita “Omar Ibn Al Khattab”, en honor al Segundo Califa Musulmán, quien al principio había
sido uno de los enemigos
de Mahoma pero luego se convirtió al islam y en colaborador del Profeta. La
Mezquita se encuentra ubicada en Maicao, en el departamento de La Guajira, y es
uno de los centros religiosos y culturales de la Comunidad Musulmana en Colombia.
Este
refugio espiritual y/o religioso acoge a los musulmanes practicantes que se
asientan en la región norte del país (lo que se conoce como el Caribe
colombiano), los cuales buscan un lugar de culto para rezar y meditar. Esta
obra arquitectónica se puso en pie gracias al impulso de la misma Comunidad Musulmana
que alegaba no tener un lugar “digno, legal y respetable” donde practicar su
religión.
La necesidad de un lugar santo, de
culto, templo o refugio espiritual o religioso no sólo se presenta en religiones
como el cristianismo (las iglesias) o el judaísmo (las sinagogas), sino también
en el islam, por supuesto. Este fenómeno se ha ido intensificando con mucha más
fuerza en aquellos sitios donde la Comunidad Musulmana constituye una clara
minoría, y esto se debe, entre otras cosas, principalmente por la existencia de
un sentimiento de “miedo” y/o “incertidumbre” ante la posibilidad de perder sus
costumbres, prácticas y tradiciones religiosas o verse inmersos en la
asimilación de las religiones y culturas locales.
Es por ello que no
debemos sorprendernos ante la importancia que tienen las Mezquitas para los musulmanes
(véase el artículo “Importancia de la Mezquita en el
Islam”), ya que como
para los cristianos y los judíos, la asistencia a un refugio espiritual se hace
vital para la práctica del culto. No sólo porque sea el lugar de oración y de
ceremonias, sino que además es un espacio de encuentro entre hermanos, donde
pueden vivir en comunidad principios compartidos como la igualdad, la
misericordia y la cooperación en torno a los preceptos religiosos. Asimismo es
un espacio de enseñanza y cultura sobre los valores y virtudes del islam, en este
caso. Es más, para muchos musulmanes, las Mezquitas son incluso un lugar de
destino para aquellos que necesitan consuelo, felicidad y ayuda, tanto
espiritual como personal.
En la imponente Mezquita Omar Ibn Al
Khattab (véase el vídeo ilustrativo “Mezquita de Maicao”) se llevan a cabo las prácticas del islam como en cualquier
otra: lugar donde se concentra la celebración del ramadán, donde se realiza el
llamado a la oración los viernes al mediodía, el centro de las reuniones 5
veces al día, donde se llevan a cabo ceremonias propias de la religión (excluyendo
algunas como las bodas y los funerales), entre otras.
La poca cantidad de Mezquitas en
Colombia se debe, entre otras razones, a que el islam en el país ha tenido una
presencia moderada, además de que fue hasta 1991, con la entrada
en vigencia de la Constitución Política, cuando se terminó el monopolio
religioso y se permitió que las otras religiones pudieran tener reconocimiento
legal (véase el artículo “Islam en Colombia”), lo
que impulsó el surgimiento de la Comunidad Musulmana y demás colectivos y
expresiones alrededor de esta práctica o creencia religiosa.
Actualmente, la Comunidad Musulmana se enfrenta a
una constante lucha contra las manifestaciones de racismo y xenofobia,
motivadas por estereotipos imaginarios creados tanto desde adentro del país
como asimilados desde afuera (influencias del exterior), con el propósito de
lograr no sólo ampliar la presencia de sus lugares sagrados sino además
fortalecer y promover sus expresiones religiosas, las cuales se puedan llevar a cabo
sin ninguna clase de prejuicio u obstáculo (véase el artículo “Los
musulmanes de Colombia”).




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